• Cuando el gobierno anunció el periodo de cuarentena, la familia del estudiante del colegio N° 107 Alcides Carrión (Santa Anita) decidió viajar a Jauja, escapando del desempleo y del Covid-19. Sin embargo, Jairo continua estudiando junto a sus compañeros a través de la estrategia Aprendo en casa y reconociendo la diversidad del Perú.

La familia de Jairo Palomino Michue, integrada por su madre, padre y hermana, pertenece al grupo de los 167 mil peruanos, según fuentes del Gobierno, que en abril se vieron obligados a migrar desde Lima a sus lugares de origen apenas se declaró el Estado de Emergencia. Así llegaron a Junín y atrás quedaba la habitación en Santa Anita, los amigos del colegio y los entrenamientos de futbol, el deporte que más lo apasiona.

De lo urbano a lo rural

En abril, el papá de Jairo perdió el trabajo en una fábrica de tolvas de carro y su mamá ya no podía vender desayuno ni golosinas en los semáforos. Con un equipaje ligero fueron recibidos en la casa de los abuelos paternos, ubicada en el distrito de Canchayllo, uno de los treinta y cuatro distritos de la provincia de Jauja, departamento de Junín.

Desde ese momento, Jairo se levanta muy temprano para sus entrenamientos de futbol a 3 609 m.s.n.m., ayuda con las labores de la casa, espera con entusiasmo el inicio de Aprendo en casa a través de la señal de TV Perú para luego ponerse en contacto por whatsApp con su profesora del segundo grado de primaria, Rocío Montalvo.

Pero estos meses en Canchayllo, le han permitido a Jairo descubrir la diversidad y riqueza de su país; es cotidiano vivir rodeado de gallinas, caballos y ovejas, pescar truchas con su tío, jugar al quincho (canicas)y al trompo con sus amigos.

Los amigos de toda la vida

Aunque Jairo nació en La Oroya el 12 de julio del 2012, llegó a Lima con apenas dos años, luego fue matriculado en el colegio Daniel Alcides Carrión de Santa Anita, en nivel de inicial.

“A los cuatro años empezó a jugar el futbol, sin descuidar sus responsabilidades del colegio” recalca, Gisela Michue, madre de Jairo.

Sobre la profesora de Jairo, Roció Montalvo, precisa que es una maestra muy comprensiva y que, gracias a ella, el pequeño ha podido mantenerse en contacto con sus amigos del colegio en Lima.

“En uno de los videos, en los que pasea por todo el país, miss Rocío viajó a Junín, sentí que mi profesora estaba muy cerca de mí”, recuerda emocionado, el estudiante.

En Lima también han quedado sus mejores amigos: Gilder, Joseph y Pedro, con quienes siempre jugaba en el recreo: “Traía mi pelota y sino la llevaba jugábamos con una botella”, recuerda Jairo.

El fútbol, un motivo para continuar soñando

Una de las pasiones de Jairo es el futbol, en Lima estaba becado en una academia en San Juan de Miraflores, donde su madre lo llevaba los lunes, miércoles y viernes para sus entrenamientos de 7:00 p.m. a 9:00 p.m.

“Regresaba de trabajar y Jairo me esperaba con la camiseta puesta, llegábamos en auto o colectivo y regresábamos a casa a las once la noche pero igual al día siguiente, Jairo se levantaba temprano para ir al colegio”, recuerda su madre.

Jairo Palomino Michue admira a Paolo Guerrero y le gustaría seguir sus pasos como futbolista y defender la camiseta de la selección peruana. Sin embargo, por ahora nuestro estudiante sabe que tiene que jugar un partido en otra cancha, aquel que nos enfrenta con un virus que ha golpeado al país, pero que Jairo está seguro de que, al final, será vencido por todos los peruanos.