Ante el llamado de las autoridades, levantaron la mano y dijeron presente. Desde hace cuatro semanas, decenas de jóvenes y adultos que pertenecen a equipos de voluntariado trabajan incansablemente para lograr que las escuelas públicas de Lima Metropolitana queden limpias y listas para recibir a los estudiantes que retornan a clases semipresenciales.

Estas acciones se vienen realizando en el marco de la Movilización por el Retorno Seguro a la Escuela, que promueve la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), en alianza con Empresarios por la Educación (EXE), la Asociación de Trabajo Voluntario, empresas privadas y también colectivos de familias como Volvamos a Clase, entre otros.

“Toda mi familia hace voluntariado”

Alessandra Contreras Marión (26), es comunicadora de profesión y se encuentra liderando el grupo de voluntariado del Banco de Crédito del Perú que viene realizando la limpieza y el pintando de las escuelas en la capital. Ella afirma que comenzó a hacer voluntariado desde los 6 años y, desde ahí no ha parado de realizar este enorme sacrificio por el bienestar del prójimo.

Ella nació en una familia de voluntarios, sus abuelos, padres, hermanos, tíos y primos comparten el placer de ayudar a los más necesitados. Desde muy niña iba a las casas hogares con su familia, en las navidades, para llevarles alegría y alimentos a las niñas y niños.

Asimismo, ya en su juventud, ha participado de la construcción de ‘casitas calientes’, ha llevado alimentos en zonas vulnerables, ha enseñado actividades lúdicas en instituciones educativas, ha realizado actividades de promoción de lectura, entre otras labores. “Toda mi familia hace voluntariado, es algo que ya viene de generación en generación, ahorita somos 20 personas, los que gozamos ayudando a los demás”, sostuvo Alessandra.

Para Contreras Marión es difícil elegir quién es su fuente de inspiración para seguir siendo voluntaria, sin embargo, resalta tener una admiración por su hermana melliza, Viviana. “Ella es ingeniera, quizá podría dedicarse a los suyo y listo, pero no, ella ha formado su asociación con un grupo de amigas, donde hacen voluntariado en San Martín de Porres. Ella enseña inglés y actividades lúdicas, solo por el placer de ayudar. Es la prueba de que tu puedes poner tu granito de arena haciendo muchas actividades”, afirmó.

Por otro lado, Alessandra explica que una gran parte de sus voluntariados están vinculados a la educación de las niñas y niños. “Mi madre es docente de primaria, enseña inglés y ciencias sociales, y yo veo la pasión que tiene por su carrera y por sus estudiantes, realmente me contagia, me incentiva a hacer lo mismo desde mi campo”, asegura.

Respecto al trabajo que vienen realizando en las escuelas, manifestó que ella y los 15 voluntarios que tiene a su cargo, se encuentran señalizando y acondicionando los salones los fines de semana. Inician a las 8:00 a.m. y terminan a la 1:00 p.m. “Es muy importante que las escuelas se abran, y nosotros estamos sumando a esta causa, tiene que regresar la educación presencial, las niñas y niños lo necesitan”, dijo.

“Ser voluntaria es mí complemento”

Rosanna Heredia Alfaro (33) es ingeniera industrial, se desempeña como especialista de seguros en Telefónica, y se encuentra liderando el grupo de voluntarios de dicha institución, en la tarea de limpieza y acondicionamiento de los colegios. Su compromiso hacia el prójimo y su deseo por ayudar, lo realiza, incluso, sin importarle sacrificar sus vacaciones laborales.

Desde que era universitaria, ya acostumbrada reunirse con su grupo de compañeros y apoyar en diferentes distritos de la capital. Ha realizado rifas, ha vendido comida, solicitado donaciones, todo para financiar nobles proyectos que beneficiaron a familias completas.

“Mi primer voluntariado fue en el hospital Cayetano Heredia, desde ahí que tuve contacto con los niños, no lo he dejado. Hacer esto me complementa, me hace feliz, incluso en mis vacaciones no dejo de hacer voluntariado. Me fui a Brasil para hacer programas con niños especiales y estimularlos, también he estado en Cusco, para hacer el acondicionamiento y mantenimiento de una casa hogar para niñas que fueron víctimas de trata de personas”, manifestó Rosanna Heredia.

Heredia Alfaro señala que acostumbra, por lo menos, hacer voluntariado una vez al mes, y siento una mayor alegría cuando se trata de ayudar a niñas, niños y adultos mayores. Durante la pandemia, a pesar de la inmovilización social, ella se mantuvo haciendo trabajos de voluntaria, pero de forma remota.

“Durante ese tiempo me dedicaba a dictar clases de matemáticas a colegios públicos, era un refuerzo para ellos, solo una hora y media, dos veces por semana. Sabía que las escuelas estaban cerradas, y yo trate de enseñarles para que no pierdan aprendizajes. He hecho lo propio, en un programa de la Municipalidad de Lima”, sostuvo.

Sobre el trabajo que realiza en el acondicionamiento de escuelas, con su grupo de 10 voluntarios, indicó que “no hay nada más bonito que trabajar por el retorno de los estudiantes a clases. Vamos a dejar todo limpio para que los grandes beneficiados sean ellos y sus familias. Esto es lo que hacemos, no podemos ser indiferentes a los problemas de las personas, siempre ayudaré en cuanto pueda contribuir en algo”, afirmó.