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  • Juana López es voluntaria en los ‘Puntos de Encuentro’ de la DRELM. Viaja durante dos horas, desde Puente Piedra a SJL, solo para cumplir la función de mediadora y asesorar a los estudiantes. 

Juana López Vásquez (36) forma parte del equipo de voluntariado de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), que tiene como objetivo la permanencia y retorno de los estudiantes al servicio educativo. Ella es mediadora en un “Punto de encuentro” ubicado en el asentamiento humano Las Palmeras, en San Juan de Lurigancho, y todos los jueves viaja dos horas para ponerse al servicio de las niñas y niños que no tienen la oportunidad de seguir sus clases a distancia.

Ella vive en Puente Piedra, en Zapallal, y debe salir a las 5:30 a.m. para llegar a tiempo para reunirse con sus niñas y niños de inicial y primaria. “El viaje hasta SJL es de dos horas, tomo una combi y un bus para llegar. Yo acepté este compromiso y dije hay que hacer este sacrificio por los pequeños”, sostuvo Juana López.

En los ‘Puntos de encuentro’, ella apoya a estudiantes de entre 3 a 5 años (inicial) y de 7 a 11 años (primaria) que han perdido la conexión con sus docentes y escuelas. Con los más pequeños realiza prácticas de psicomotricidad y a los de primaria los ayuda a reconocer palabras y practicar el silabeo, para que mejoren sus habilidades de lectura.

“No hacemos la función de un docente, estamos para acompañar a los estudiantes. Ellos tienen sus materiales (separatas) y nosotros vamos orientándolos en lo que necesiten. Algunos saben leer, pero no escribir correctamente. Ahí los asesoramos. Con los niños de inicial trabajamos trazos, esto les sirve para que más adelante puedan aprender a escribir”, afirma López Vásquez.

Actualmente, Juana cursa el quinto ciclo de la carrera de Educación Primaria, en un instituto tecnológico privado. Un gran número de sus familiares son docentes; primas, cuñadas, entre otros. Ellos le enseñaron a descubrir esa vocación que tenía escondida.  

“Me contaron lo lindo que era trabajar con los niños y no se equivocaron. Me gusta cuando me llaman miss, me hace sentir una verdadera profesional. Quizá, por ahora, no tienen contacto con sus docentes, pero si tienen a una persona que los acompaña, que les inculca a hacer bien las cosas”, indicó.

Gracias a esta labor como voluntaria de la DRELM, Juana asegura que ahora tiene muchas más ganas de terminar su carrera y enseñar en los colegios. Señala que espera con ansias todos los jueves para servir a los estudiantes y se prepara con días de anticipación para atender sus necesidades.

“Mi compromiso hacia ellos (niñas y niños) es para todo el año. No me preocupa mucho el lugar hacia donde tenga que ir, ni venir desde tan lejos. Quiero que resalte la educación y espero seguir viniendo todo el tiempo que se me permita”, afirmó Juana López.